08 abril 2011

... pero por fin ...


En la cafetería me sentía inquieto. Sabía que la espera no iba a ser muy larga, pero lo que no quería era ver como entraba por la puerta del paritorio y sentarme a esperar. Ojeando como pude el periódico, me acabe rápido el café, y volví a subir a la habitación.


Todo estaba en calma. Tere parecía que ya estaba descansando, pero cada cierto tiempo le venía una contracción y en su cara aparecía una mueca de dolor, pero por suerte seguía durmiendo. Una vez mi padre vio que el estado de Tere estaba bien y yo ya había salido a que me pegara el aire, fue a recoger a mi suegra y a mi madre, para traerlas al hospital. Mi suegro llegaría mas tarde e iría su hijo a recogerlo. A las once y poco Tere se despertó, y ya tenía mejor cara. Las contracciones cada vez, parecía que las tenía más seguidas, el poder dormir la había relajado. Sobre la una y media las contracciones ya eran cada cuatro minutos, y en ese momento decidí tirar a todos de la habitación para poder estar a solas con mi mujer. Hablamos y decidimos no decir nada a las enfermeras hasta que no tuviera las contracciones cada dos o tres minutos, ya que si entraba hasta que no naciera Marta no íbamos a estar juntos. Pero unos minutos después entro una enfermera a preguntar por el tiempo de las contracciones, y tonto de mi pensando que no le daría importancia, le dije que los tenia cada cinco minutos. Así que, a los diez minutos ya estaban bajándola al paritorio.

Ahí estábamos, en la situación que horas antes temía tanto, dándole un beso y cogiéndola de la mano para despedirme de ella en la puerta del paritorio. Mi suegra preocupada, mi madre hablando con todos y averiguando la vida de todos, y mi padre en silencio. Empezaba a echar de menos el contar solo con la compañía de mi padre, y también a sobrar me gente a mí alrededor. Y el chico que esta mañana lo veía con ojos de pena, empezaba a verlo con ojos de envidia.

A partir de aquí la cosa ando un poco mal, no por el parto, si no por lo que tenía yo fuera. Tere nada más entrar, por lo que contó horas más tarde, le ofrecieron la epidural, y después de tantos días de contracciones, no dijo que no. Mi madre estaba en su salsa en la sala de espera, pero a las cuatro echaban la novela y ella estaba preocupada porque quería verla, así que me pregunto que si podía subir a la habitación a verla. ¿Cómo le preguntas a tú hijo el día del nacimiento de su primera hija que si puedes irte a ver la novela? Pues mi madre lo hizo como si fuera lo más normal del mundo. Por suerte para mí, eso hacía que me librara de uno de los motivos por los cuales empezaba a dolerme la cabeza, y le deje con la condición de que me bajara una pastilla para el dolor de cabeza.

En la sala de espera, cuando quise darme cuenta habían llegado mi suegro, con mi cuñado, sus dos hijastras de ocho y diez años, su mujer y el pequeño de pocos meses en el carro. Intente ponerme en situación, y pensar en cuál era el motivo por el cual estaban los niños en la sala de espera, pero al girar y ver a la mujer de mi cuñado haciendo punto de cruz, mientras sus hijas saltaban a la comba en la sala de espera... deje de pensar, que creo que es lo que hizo mi cuñado desde antes de conocerlo hace ya más de diez años.

A las seis la cosa se puso más divertida, mi madre por fin había bajado, porque se había quedado durmiendo en la habitación a mitad de ver la novela. Pero por lo menos había bajado la pastilla que le había pedido. Y ya como última visita en la sala de espera vino mi amigo Andreu, mi hermana y su marido. En ese momento me sobraba gente, no por las últimas personas que habían llegado, ni por las primeras, ni por nadie en concreto, más bien era en si la totalidad de personas que había en la sala : mis familiares, los de las otras personas, las celadoras, las enfermeras, todo me sobraba, lo único que quería era tener a mi mujer conmigo, ver que estaba bien, y sentir a mi hija en brazos, el verle la carita, las manos, los pies, los deditos…

En ese justo momento mi mirada fue directa al chico que esta mañana me hizo sentir pena, y esta vez sentía pena, pero pena por mí. Y sobre todo mucha envidia, pero no solo por todo lo anterior, sino porque en ese momento le llamaron para que entrara al paritorio con su mujer, ya que estaba a punto de nacer su hijo.

Mi madre estaba en la puerta del paritorio sentada, y conforme entro el chico soltó en voz alta: "pues mi hijo será el siguiente". Lo que consiguió desatar varios murmullos entre la gente de la sala de espera, de los cuales solo escuche el de otra madre que justo la tenía al lado: "¿Se cree que esto es un puesto de mercado que dan el turno o qué?". No le quite razón alguna a la señora, pero cuando una hora después al siguiente que llamaron fue a mí, para decirme que me preparara que en cinco minutos me llamaban para entrar el paritorio, al pasar por delante no pude contener un: "Pues al final si soy el siguiente".

En esos cinco minutos de nervios, si no orine unas veinte veces no orine ninguna. Todo eran nervios, risas flojas por cualquier cosa... se me había acumulado durante días y estaba exteriorizándolo en solo cinco minutos. Hasta que me volvieron a llamar. Ahí volví a la serenidad, suspire con gran fuerza y hecho todos los nervios, entre por la puerta, y vi como una enfermera me metía prisa en que me pusiera dos patucos verdes del tamaño de una manzana en mis pies de la talla cuarenta y cinco. Cuando me vio cómo iba a la pata coja intentando ponerme uno, me acerco dos gorros verdes para que me los pusiera en los pies. Y ahí estaba yo, apunto de pasar por el momento más emotivo de mi vida, y lo primero que se me ocurre al verme de verde y con la camisa a punto de reventarla de lo apretada que me venía, fue: "Parezco Hulk, si hago fuerza rompo la camisa fijo... a ver... gggrrrrrr". En ese momento la enfermera debió de leerme el pensamiento porque me miro raro.


1 comentario:

  1. Recien encuentro tu Blog y me ha encantado ojala sigas publicando más ahora que nazca el baby, pues absorben mucho tiempo, pero date un tiempito te servira para desahogar todas las tenciones que trae el cambio de un nuevo y pequeño integrante a casa...felicidades!!!

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