Esta semana ha sido una semana de perros, todo y no lo digo por la frase hecha, más bien es porque estábamos solos en casa yo y Gafe. Tere ha estado fuera toda la semana en un cursillo en Madrid. La verdad es que esperaba pasármelo mejor, ya que un poco de libertad y el poder hacer lo que quisiera tenía toda la pinta de ser algo muy divertido.
Igualmente esta semana estoy de turnos de tarde y solo la iba a ver a Tere una o dos horas por la noche. Pero la verdad es que la he echado mucho de menos. Porque eso de llegar a casa, estar solo con Gafe, no disfrutar de esas dos horas con Tere... Y si ha eso le añadimos el no poder hablar con ella con cierta libertad por teléfono porque siempre estaba acompañada de alguien, y tener que esperar a las doce para hablar 5 minutos solo, los cuales sabían a poco… aún aumentaban más mis ganas de verla.
No soy el único que la ha echado de menos. Gafe cada vez que subíamos de pasear se ponía a buscarla por toda la casa y me hacía abrir las puertas que estaban cerradas para ver si estaba en ese cuarto. Aunque lleva dos días sin hacerlo, sigue de vez en cuando sentándose al lado de la puerta de casa esperando a Tere.
Hoy por la noche llega a casa, no se aún a que hora, ya que tienen que ir a recogerla y traerla en coche, pero por lo menos se que hoy la veré.
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