Empiezo a sentirme mayor, sabiduría tengo poca, pero es
verdad lo que dice mi amigo Andreu: “El ver a tú hija me hace mayor”. Pues
ahora me ha pasado a mí al ver a la niña de mi vecina Ana.
Hace un mes, supe por su madre que había vuelto a casa mi
vecina desde Albacete para parir aquí en Valencia. Y gracias a Facebook supe
que había tenido ya a la niña. Así que de vez en cuando me asomaba a ver si veía
a alguien por la cocina, pero ninguna vez hubo suerte. Hasta que un día haciendo
la cena de Marta, me oigo a mi vecina Ana que me llamaba.
Me pregunto sobre dudas sobre el biberón de leche materna,
así que tuvo que contestarle mi mujer porque yo casi que ya no me acordaba, ya
que no he calentado nunca un biberón de leche materna. Una vez resuelta la
duda, nos pusimos al día con las cosas más básicas (familia, trabajo, salud) y
la verdad es que poco más, porque tenía a la niña con mucha hambre y había dejado
la cena a medias.
Como pasa el tiempo, de estar hablando de exámenes y
deberes, a pasar directamente a hablar de biberones, lactancia y bebes. Desde
que cambie de instituto ya no habíamos hablado por la cocina. Por la calle nos saludábamos,
pero desde que se mudó, ya ni eso. Gracias al Facebook y que de vez en cuando
publico algo por el blog, habíamos mantenido contacto, pero sí que es verdad,
que el ver como los demás se hacen mayores, te das cuenta de que tú estás yendo
por el mismo camino. Es como si directamente
de estudiar, hubiera pasado a tener 29 años y una niña. Me alegro mucho saber de ella de su propia voz, ya que sí
que me voy enterando de cosas cuando veo a su madre y le pregunto, pero desde Facebook no es lo mismo.
Pero bueno, no es la única a la que pierdo el rastro, ni a
la cual me gustaría saber más de ella, pero la dejadez y los medios son cosas
que hacen que al final pierdas totalmente el contacto con ciertas personas.
Pero me alegra ver que hay personas que no cambian, por lo menos en las raíces.
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