20 septiembre 2007

Cuesta laboral

Estos dos días, en el trabajo se me hace una cuesta, no por el propio trabajo en si, sino porque mi jefe no se aclara y hace que sus rectificaciones se conviertan en obstáculos para mi recorrido. Soy una persona, que le gusta tener las cosas claras, que se tiene que hacer, como se tiene que hacer, etc… Antes de irme de vacaciones ya me cambiaron de departamento, y me pusieron solo para dar soporte a mis compañeros y resolver incidencias mínimas. Lo cual en su momento me pareció una putada, y una degradación en mi estado laboral. Pero me lo tome con filosofía: “si por hacer menos, me van a pagar lo mismo… aguanto. Cuando me canse ya buscare otra cosa”. Una filosofía un poco cutre, pero resultona para mi cabeza de dos neuronas.

Después de estos días de ver como mis quehaceres se truncaban e iban variando dependiendo de cual era el mejor postor, mis ánimos han ido un poco en descenso, y eso, juntado con los de mi PC y con lo del coche, con la suma (realmente resta) del dinero que tengo en estos momentos y debo a mis acreedores (ahorros de Tere y mió), todo parece en descenso. Aquí es donde gracias a Tere, y que intenta (porque soy un poco dramático) darme ánimos, tiro un poco de la típica ayuda que todo empleado tiene: “queda un día para que sea ya fin de semana”. Lo dicho, para dos neuronas que tengo, esto me funciona.

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