12 agosto 2011

… y casi cuarenta noches


Una cosa a destacar en este régimen de cuarenta y dos días es mi estómago, y los ruidos que llega a hacer. Nunca me había hecho tanto ruido, y los primeros días en las reuniones de trabajo era el centro de atención. Lo pase mal, pero estoy demostrando mucha fuerza de voluntad al SOLO tomarme los batidos y nada más.


Los primeros cinco días lo pase mal con los sobres de verduras, así que me compre en la farmacia barritas del mismo producto y la verdad es que con eso y con otros batidos he estado supliendo los sobres de verduras que me dieron en la farmacia del hospital. Lo peor que llevo son los cafés y alguna que otra cervecita que me tomaba con mi mujer alguna noche a la fresca en la terraza. 

La que me ayuda mucho es mi mujer, intentando no comer conmigo, o no dándome envidia con los alimentos, yendo a comprar ella... Me puso una cuenta a atrás en la nevera para que fuera animándome viendo que cada día me quedaba menos. Y la verdad es que siempre me gusta escucharla cuando me dice que me admira por la fuerza de voluntad que estoy teniendo en estos momentos. 

La segunda y última visita a la farmacia me alegro ver la cara de sorprendida de la farmacéutica al saber que no me había saltado la dieta en ningún momento, y ver la cara cuando volvió a preguntármelo y le respondí que no me había tomado nada fuera de los productos que me habían dado. Menos sustituir los batidos de verduras por otros del mismo producto. También mi cara debía de ser un cuadro cuando la chica me dijo que no podían darme este tipo de régimen en seis meses, ya que no era bueno para la salud. En ese momento tenía una sonrisa de oreja a oreja y una cara de felicidad impresionante. Así que me despedí de la farmacéutica a mi manera: “No es nada personal, pero espero no volverla a ver”.

Así que, aquí estoy, aguantando el tirón, pasando de los olores de los alimentos que me vienen cuando paseo al perro, pasando de los chorizos, pancetas, huevos fritos que se comen mis suegros cuando voy al pueblo a verlos, pasando todos los días delante de la maquina dispensadora en el trabajo… Todo por mi salud y poder disfrutar más al jugar con mi hija.

Me quedan pocos días, el día catorce de agosto celebra mi hermana su cumpleaños y voy a hacerle yo la cena a petición suya, y esa noche es cuando debería de tomarme el último batido, pero he decidido saltarme ese último batido, aunque sé que con la ensalada que are de primero tendré suficiente.

Llevo unos dieciséis kilos perdidos, solo con el régimen de los batidos, y veintiséis en total. Pero da gusto el poderme poner ropa que tenía guardada en el armario y ver que me sienta bien, incluso ver que alguna, aún me viene grande. Pero mi reto es ponerme las camisas que aún siguen guardadas en el armario, así que esto solo acaba de empezar.

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