15 junio 2007

Ya sabes como es, déjalo


Esto es una historieta que he escrito:

Jorge y yo éramos buenos amigos en el colegio, nos gustaban las mismas cosas, y lo intentábamos pasar en grande, cuando podíamos, ya que con "el maton" siempre había alguien al cual el patio le parecía un infierno. Era el típico que por blanco o por negro, siempre conseguía lo que quería, era un bravucón, que se las daba de defensor de las doncellas, pero lo único que buscaba era camorra, y una excusa para partirle los pantalones a alguien. Nosotros siempre íbamos juntos, así que normalmente no nos ocurría nada, ya que él siempre iba a por los que estaban solos. También teníamos al payaso de la clase, siempre iba haciendo burlas, pero por casualidades de la vida, nunca había llegado a sus manos, hasta que un día, se le ocurrió la brillante idea de levantarle la falda a una chica. Jorge y yo nos reímos a más no poder al ver la cara de vergüenza de la chica y la de asombro del chaval, ya que esta no llevaba ropa interior, todo fue una risa… hasta que llego él. Tal cual llego lo cogió de la camisa y lo llevo hacia los servicios. Yo fui a pararle los pies, pero Jorge me paro a tiempo, me puso una mano en el hombro. Conforme me gire, escuche estas palabras “Ya sabes como es, déjalo”, me puse a balbucearle, y a decirle a Jorge que con palabras, aunque no fueran las adecuadas, podrían hacer parara de una vez por todas, y que siendo tres, este dejaría de meterse con la gente. Pero Jorge insistió que sabiendo como era ya se le pasaría, que no merecía la pena hacerle enfurecer, que el pobre chaval se lo había ganado, y sabía a que se enfrentaba.

Después de la vida de instituto, pasaron a los años de Universidad, Jorge y yo seguíamos viéndonos en los pasillos de la Universidad de Derecho, nos saludamos, pero ya no era lo mismo, habían pasado muchas cosas y nuestras vidas se habían separado. Yo me convertí en un abogado de un gabinete de poca monta, pero me encontré con un caso de abuso y varias demandas por heridas con arma blanca en un “barucho” por parte de .... Si, “el maton”. La vida no le había hecho nada bien ni a su rostro ni a su alma. Increíblemente la muerte es muy cruel a veces, pero la vida, con un poco de mala suerte e ironía podía convertirse en algo peor que la muerte. Insistí en no defender ese caso, pero no me podía permitir otro despido. Aun así la vida todavía podía permitirse otra ironía mas, el juez del caso era mi antiguo amigo Jorge. Yo me encontré con una defensa insostenible ante mi amigo, el Juez. Solo se me ocurrió una cosa antes de terminar con mi carrera como abogado. Le pase una nota al Juez en la que decía: “Ya sabes como es, déjalo”


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